La intolerancia a la glucosa y la lactosa son condiciones en las cuales el cuerpo tiene dificultad para digerir y procesar adecuadamente estos azúcares. Como nutricionista, puedo ofrecerte algunas pautas generales para manejar estas intolerancias:
Intolerancia a la glucosa:
- Control de carbohidratos: Limita la ingesta de alimentos ricos en azúcares simples, como los dulces, los refrescos y los productos de panadería. Opta por carbohidratos complejos, como granos enteros, legumbres y verduras, que se digieren más lentamente y evitan picos de glucosa en sangre.
- Distribución de comidas: Realiza comidas más frecuentes y en porciones moderadas a lo largo del día en lugar de grandes comidas. Esto ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.
- Fibra dietética: Asegúrate de consumir suficiente fibra en tu dieta, ya que ayuda a retrasar la absorción de glucosa y mantenerla estable. Las frutas, verduras, legumbres y granos enteros son buenas fuentes de fibra.
Intolerancia a la lactosa:
- Alternativas lácteas: Opta por productos lácteos sin lactosa, como leche sin lactosa, yogur sin lactosa y quesos bajos en lactosa. También puedes probar alternativas vegetales, como leche de almendras, leche de soja o leche de avena fortificada.
- Enzimas de lactasa: Considera tomar suplementos de lactasa antes de consumir productos lácteos para ayudar a descomponer la lactosa y mejorar la digestión. Consulta a tu médico o farmacéutico para determinar la dosis adecuada.
- Etapas de tolerancia: Algunas personas con intolerancia a la lactosa pueden tolerar pequeñas cantidades de lácteos sin experimentar síntomas. Experimenta con diferentes tipos y cantidades de lácteos para determinar tu nivel de tolerancia personal.
- Fuentes alternativas de calcio: Asegúrate de obtener suficiente calcio en tu dieta mediante alimentos como vegetales de hoja verde oscuro, sardinas enlatadas, tofu y jugo de naranja fortificado con calcio.
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